Club de Jardinería Jazmines Festejando el Verano
El sol ardiente del verano dejaba caer sus rayos perpendiculares sobre la plaza o como dijo García Márquez los rayos del sol de las dos de la tarde, estallaban sobre los almendros de la alameda.
Foto del recuerdo en la arbolada plaza de Ocampo con el sol de mediodía
Llegamos a la modesta vivienda de Don Pedro Zúniga, bajo la sombra del emparrado que abarca todo el patio de la casa, este señor nos recibió y saludó alegremente; en ese lugar, el vinicultor amateur, nos explicó el proceso de vinificación: prensado, fermentación, maduración y embotellamiento, en su bodega donde se realiza el mosto de manera artesanal y que resulta, por cierto, un atractivo culinario.Nos platicó además la historia, el origen de su pequeña industria; cuenta Don Pedro, que a principios del Siglo XX llegó a Ocampo un marinero italiano llamado Alejandro Pecines, le gustó mucho el lugar y ahí "sentó sus reales"Encontró a la compañera de su vida. Se puso a hacer vino de maíz y de piña, después cuando sus parras fructificaron lo hizo de uva, Pedro era su ayudante y aprendió el oficio, más tarde contrajo matrimonio con la hija del italiano y entre los dos iniciaron su pequeña empresa que disfrutan mucho. Doña Georgina Pecines con quien lleva casado 57 años es una mujer muy activa y solícita, nos atendió con esmero sacó sus copitas de cristal y nos sirvió vino acompañado de un queso artesanal delicioso para que hiciéramos la cata. Tomamos foto de sus zarzamoras que guían por el emparrado y de un raro frutal llamado Yaka cuyas frutas parecidas a la gunábana crecen pegadas al tronco. Al despedirnos nos invitaron a regresar en Diciembre cuando termina el proceso y destapa sus barricas para embotellar.
La zarzamora
Con Don Pedro y Doña Georgina bajo la sombra del emparrado
Ruth y Chela con el árbol tropical llamado Yaca
Ruth y Marichu en la plaza
Las Zarzamoras trepan sobre el emparrado, sus frutos son rojos y a medida que maduran, se vuelven negros con un sabor dulce y aromático y, Georgina la esposa de Dn Pedro hace mermelada. Recuerdan ustedes la canción de la Zarzamora? " En el café de levante entre palmas y alegría cantaba la zarzamora...le pusieron el mote porque dicen que tenía los ojos como la mora..."
Nos despedimos de Don Pedro y su esposa prometiendo volver en diciembre que abren los depósitos del vino, una vez terminado el proceso de fermentación que dura 6 meses. Daremos el visto bueno.
Después fuimos a la plaza a comprar cecina muy típica de la región, esta carne de vacuno se seca al sol con sal y limón ya precortada, para más tarde ser envuelta en una especie de rollo. En Me
éxico destaca la cecina huasteca, la cecina ranchera y la cecina estilo toluca. Como final feliz llegamos a comer a "una fonda chiquita que parecía restaurante" como dice una canción ranchera (El corrido de la mesera) donde comentamos sobre lo que acbábamos de ver: el ejemplo de aquellos viejos que trabajan casi solos su pequeña industria, con la capacidad de recibir con gentileza y esmero y explicarnos el proceso de la vinificación. Por esta gran vivencia damos gracias a Dios.
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Desde hace unas semanas estábamos preparándonos par visitar el pequeño viñedo de la Familia Zúñiga
El viernes 8 de agosto, por fin visitamos el viñedo de Don Pedro Zúñiga en Ocampo Tamaulipas. Se trata de una pintoresca villa colonial, fundada por Dn.José de Escandón en 1,749, en las estribaciones de la Sierra Madre Oriental. Le pusieron el nombre de Santa Bárbara y sembraron en la plaza la ceiba que es tradición.en las fundaciones de este tipo de villas coloniales.En los sombreados patios de las casas pudimos admirar enormes árboles llenos de follaje.Foto del recuerdo en la arbolada plaza de Ocampo con el sol de mediodía
Llegamos a la modesta vivienda de Don Pedro Zúniga, bajo la sombra del emparrado que abarca todo el patio de la casa, este señor nos recibió y saludó alegremente; en ese lugar, el vinicultor amateur, nos explicó el proceso de vinificación: prensado, fermentación, maduración y embotellamiento, en su bodega donde se realiza el mosto de manera artesanal y que resulta, por cierto, un atractivo culinario.Nos platicó además la historia, el origen de su pequeña industria; cuenta Don Pedro, que a principios del Siglo XX llegó a Ocampo un marinero italiano llamado Alejandro Pecines, le gustó mucho el lugar y ahí "sentó sus reales"Encontró a la compañera de su vida. Se puso a hacer vino de maíz y de piña, después cuando sus parras fructificaron lo hizo de uva, Pedro era su ayudante y aprendió el oficio, más tarde contrajo matrimonio con la hija del italiano y entre los dos iniciaron su pequeña empresa que disfrutan mucho. Doña Georgina Pecines con quien lleva casado 57 años es una mujer muy activa y solícita, nos atendió con esmero sacó sus copitas de cristal y nos sirvió vino acompañado de un queso artesanal delicioso para que hiciéramos la cata. Tomamos foto de sus zarzamoras que guían por el emparrado y de un raro frutal llamado Yaka cuyas frutas parecidas a la gunábana crecen pegadas al tronco. Al despedirnos nos invitaron a regresar en Diciembre cuando termina el proceso y destapa sus barricas para embotellar.
La zarzamora
Con Don Pedro y Doña Georgina bajo la sombra del emparrado
Ruth y Chela con el árbol tropical llamado Yaca
Ruth y Marichu en la plaza
Las Zarzamoras trepan sobre el emparrado, sus frutos son rojos y a medida que maduran, se vuelven negros con un sabor dulce y aromático y, Georgina la esposa de Dn Pedro hace mermelada. Recuerdan ustedes la canción de la Zarzamora? " En el café de levante entre palmas y alegría cantaba la zarzamora...le pusieron el mote porque dicen que tenía los ojos como la mora..."
Nos despedimos de Don Pedro y su esposa prometiendo volver en diciembre que abren los depósitos del vino, una vez terminado el proceso de fermentación que dura 6 meses. Daremos el visto bueno.
Después fuimos a la plaza a comprar cecina muy típica de la región, esta carne de vacuno se seca al sol con sal y limón ya precortada, para más tarde ser envuelta en una especie de rollo. En Me
éxico destaca la cecina huasteca, la cecina ranchera y la cecina estilo toluca. Como final feliz llegamos a comer a "una fonda chiquita que parecía restaurante" como dice una canción ranchera (El corrido de la mesera) donde comentamos sobre lo que acbábamos de ver: el ejemplo de aquellos viejos que trabajan casi solos su pequeña industria, con la capacidad de recibir con gentileza y esmero y explicarnos el proceso de la vinificación. Por esta gran vivencia damos gracias a Dios.
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